Hace muchos años trabajaba en una agencia de publicidad, en el departamento creativo. Siempre digo que los publicistas somos las primeras víctimas de la publicidad, porque creemos que lo tenemos todo controlado, que somos capaces de analizar los mecanismos de persuasión y esas cosas… cuando al final resulta que los publicistas nos quedamos (se quedan) colgados de un anuncio durante mucho más tiempo que el resto de personas.

    Un día, llegó a la agencia un email con el currículum de un Director de Arte Junior (otro día hablaré de la falacia Junior/Senior). Llegó a las manos equivocadas y alguien hizo corrillo con ese currículum para mofarse de lo mucho que decía saber. Illustrator, InDesign, Premiere Pro, 3D Studio, Dreamweaver, pintaba óleos, hacía esculturas y mucho más. Recuerdo a mis excompañeros riéndose de lo vacilón que se veía aquel currículum. Nadie daba por hecho que todas aquellas habilidades fueran reales, y que era «otro currículum inflado más».

    Pasan los años y la vida me ha dado oportunidades increíbles. He gestionado proyectos culturales, he creado webs muy especiales (como «Creactivers») me he dejado la piel (casi literalmente) en trabajo de campo sociocultural en barrios de la Ciudad de México, he escrito textos para grandes compañías, he diseñado materiales que han ayudado a otros a vender…

    ¿Es mi currículum una exageración inflada? Tajantemente NO. En una cultura empresarial donde prima la profesionalidad y la seriedad, pero también el estrés por el miedo a ser pisado por otros que pudieran ser mejores que tú, tengo muy claro que aquellos compañeros míos necesitaban mofarse de aquel currículum más por una cuestión de inseguridad. No sé si aquel currículum mentía o si, por el contrario, todos nos perdimos un excelente profesional. Algunos de mis compañeros podrían haber elegido ser comunidactas y abrazar cuanto pudiera enseñarles esa persona, pero no lo hacían ni con sus propios colegas.

    La cultura empresarial a veces es miserable, pero a veces te pone junto a personas que reman en la misma dirección que tú: la del crecimiento mutuo. Como dicen por ahí, «si eres la persona más lista en una habitación, entonces estás en la habitación equivocada».

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