En ocasiones, la vida te pone desafíos que hacen que todas aquellas preocupaciones que ocupaban tu cabeza pasen a segundo plano. Las catástrofes naturales son uno de los puntos de inflexión de la existencia de muchos que nos ha tocado vivirlas en nuestras carnes. Pero siempre, de todo, se puede intentar hacer algo que marque la diferencia, incluso en condiciones extremas. Por eso, cuando el 19 de septiembre de 2017 un terremoto barrió tantas vidas en la Ciudad de México y otros estados de México, organizamos una campaña de acopio de víveres para algunas de las víctimas más olvidadas de este sismo, a través del colectivo «Casa Barrio Tepito».
Antecedentes
«Casa Barrio Tepito» es un colectivo sin ánimo de lucro que lucha por revalorizar las artes y los oficios del barrio de Tepito, en Ciudad de México. Cuando llegué en 2015 a Ciudad de México, contribuí a organizar la estructura, materiales y parte de las actividades, según cuento en el trabajo: «Casa Barrio Tepito». No gozábamos de estatus institucional oficial, pero gracias a mi aportación y la de los compañeros, el alcance de la comunicación directa con los vecinos se fortaleció mucho durante los siguientes años. Así que, tras el fatal seísmo de 2017, los compañeros convocamos unas sesiones de acopio de víveres e insumos entre los vecinos del barrio.
Campaña de acopio, comunicación y distribución
Beneficiarios
En Ciudad de México, muchos individuos, colectivos e instituiciones oficiales pusieron en marcha varios acopios con diferentes beneficiarios. Nosotros decidimos que nuestro acopio de víveres iría a parar a las comunidades más alejadas del estado de Morelos, justo en la falda del volcán Popocatépetl, el gran guardián de la CDMX.
Se definieron tres áreas de acción:
Área de acción 1: el acopio
Las sesiones de acopio comenzaron el 21 de septiembre de 2017, a cargo de la Brigada Morelos, como la bautizamos. Varios compañeros brigadistas (incluido yo mismo en algunas ocasiones) permanecimos recibiendo donaciones las 24 horas todos los días en nuestro espacio público, un foro al aire libre. Esto fue el primer desafío, porque hubo que velar por la seguridad de los brigadistas en un barrio azotado por la inseguridad, el narcotráfico y la delincuencia, lo cual, sumado al caos del propio terremoto, representaba un caldo de cultivo para ser víctimas de asaltos.
Área de acción 2: la comunicación
La convocatoria se realizó en Facebook (México es un país con gran interacción en esta plataforma), y fue un éxito. No solamente los vecinos del barrio de Tepito aportaron todo lo que pudieron (si alguno está leyendo esto, GRACIAS DE NUEVO), sino de otros barrios mucho más alejados de la ciudad. Recuerdo el caso de una mujer con una mochila llena de bolsas de arroz que venía de unos quince kilómetros más lejos a donarnos a nosotros, porque «vuestras publicaciones en Facebook me demuestran que sois gente seria».
Todos los días dábamos una actualización (que yo escribía) sobre la situación de la campaña de acopio:
Incluso otros colectivos de referencia para nosotros donaron muchos artículos que fueron muy necesarios, como colchones, herramientas, etc. De nuevo, vuelvo a romper «la cuarta pared de internet» para daros las gracias de corazón a todos los que nos ayudasteis.
Al ser yo el único español (junto con la compañera Anita Ges) del equipo, la campaña trascendió a mis propias redes sociales, y mucha gente en España aportó económicamente para invertirlo en víveres.
Acciones o piezas especiales que también realicé:
Área de acción 3: la distribución
Distribuir adecuadamente los víveres recolectados fuera de la CDMX enfrentaba un primer gran problema: en esos días de caos, en los caminos era habitual encotrar puestos de control de saqueadores, tanto ciudadanos como gubernamentales (no hablaré aquí de esta parte sórdida). ¿Cómo podríamos salir de la ciudad para llegar a esas comunidades tan alejadas?
La solución fue formalizar un convenio con una de las rutas de autobuses locales, que accedieron a llevarnos con toda la mercancía. Ellos, por otros motivos que tampoco comentaré aquí, gozan de cierta protección en las carreteras.
Durante varios días, fuimos capaces de llegar a las comunidades de Huejotengo, San Pedro Tlalmimilulpan y San Miguel Huepalcalco (estado de Morelos). Encontramos estos pueblos parcialmente devastados, con familias enteras que habían perdido su casa y estaban realojados en casas de otros vecinos. Pudimos repartir todo lo que habíamos acopiado, y pese a que fueron varios autobuses, todo fue poco para la demanda que había.
Bonus track: Seguimiento en 2018
Un terremoto, que podría ser un acontecimiento natural inocuo, incluso bello, resulta ser un evento devastador por culpa del mundo de hormigón y cemento que hemos construido encima de nuestras cabezas. El que tuvo lugar el 19 de septiembre de 2017 (exactamente 32 años después del más destructivo que ha vivido México en su historia conocida) fue toda una lección de que debemos cambiar nuestro modo de vida y que la naturaleza no sea una enemiga, sino una aliada. Y cuando estas catástrofes suceden, debemos anteponer la solidaridad al miedo. Afortunadamente, aquellos días yo contaba con recursos, contactos, ganas y, sobre todo, los mejores compañeros a mi lado para poder dar lo mejor de mi experiencia a aquella situación.
Todas las fotos y los carteles han sido tomadas y realizados por mí (excepto aquellas fotos donde aparezco).